(Por Sebastián Roques)
Crónica del Viernes 8 de Abril
Que hermosa mañana verdad? Son las 9 de la mañana del sábado más feliz de nuestros días, el día esta parcialmente nublado, y se palpita un almuerzo de gladiadores, porque hoy se va a charlar de cada detalle del partido de ayer, de cada jugada donde se dejó la vida, donde se jugó en equipo, donde todos tiramos para adelante y empujamos esta Aaroneta que a paso firme fue avanzando en este certamen nocturno.
La 501 jugo ayer el partido más importante desde su existencia en el Intercooperadoras. No sobró nada, ya que el equipo contaba con un solo suplente en el banco acompañado al muñeco Aaron y a Fernando Vizcay, El Divino. El hombre que tanto pidió la 10 hoy se acomoda como el jugador numero 12, dicen, que es de los mejores suplentes del torneo. Se habla de un posible retiro del 10 si el equipo logra salir campeón.
En cancha, equipo que gana no se toca.
Seletti, Molins, Torres, Rossi,
Maidana, Luquez, Perez, Tissera.
LLamazares, Favale y G. Perez.
Estos son los apellidos de los gladiadores que dejaron todo anoche y clasificaron a la final.
El partido arrancó bravísimo. Se nos vinieron con todo de entrada, buscando por la izquierda donde más lastimaron de la mano del Uruguayo, quien fue el autor del primer gol, con un derechazo implacable que se coló por el ángulo del arco quinionero.
Con el resultado abajo, y a un gol de la eliminación, el equipo saco el espíritu ganador del alma y empezó a mancar la parada.
Ellos siguieron buscando. Manejaron la pelota el 80 % del partido, abriendo bien la cancha y buscando siempre con su delantero más picante Federico Larrivieri. Llegaban de a cuatro jugadores al área nuestra y nosotros por momentos defendiendo con 6 y buscando alguna contra solitaria con los rápidos de arriba.
Favale rápidamente se plantó de cinco y empezó a jugar el partido de una manera muy inteligente, manejando los tiempos y junto al torero se encargaron de aguantarla cuando era necesario. Antes del cierre del primer tiempo, La pantera Torres sufrió un tirón en la ingle y debió ser reemplazado por el único suplente en el banco: el Divino a la cancha y el equipo tuvo que acomodarse.
Tiburón laques paso a jugar de dos, Manucho de doble cinco con Eze Perez para que el Divino se pare por la banda izquierda. El segundo tiempo fue para el infarto: dos pelotas en los palos, una salvada en la línea, el enorme arquero Seletti sacó todo lo que le tiraron. Nosotros tuvimos una clara que pega en el palo tras el cabezazo de Garrafa Favale. A falta de 5 minutos, luego de una jugada polémica en el área nuestra donde ellos pedían mano, la 501 salió de contra y empató el partido de la mano del Torero, en una contra que protagonizó el Conejo Perez, y Jorgito, termina definiendo el Torero, para el grito agónico de todo el estadio.
Pero fue en ese momento que Pito Negro decidió anular el gol ya que venía de perdonarnos un penal en contra que al parecer había sido mano del Samurai Rossi.
Momentos destacados.
Todos estamos en la final y le ganamos al equipo que más queríamos ganarle. Y no me la contó nadie, se vivió ayer.
Fuertes gritos se escucharon en el entretiempo.
Cuando el equipo se miraba las caras desalentadamente, los gritos del técnico fueron un cable a tierra. También Favale y Rossi gritaron un poco en el entretiempo.
Éramos un coro de tenores.
Los gritos y la descarga sirvió para entrar y conectar de nuevo con el partido.
Por último, la suerte jugó de nuestro lado, esa suerte que hasta ahora nos venía acompañando poco y nada, ayer se unió fraternalmente al equipo. Los palos se hincharon por la humedad, la pelota parecía no querer entrar en nuestro arco, hacía todo lo posible por tomar una comba errática y salir cerquita.
Se viene una final. La primera en la historia de esta institución y la Aaroneta lo sabe. Mención especial para la barra brava que crece día a día. Llega gente desde Colón, pergamino y Capital Federal. Al grito de “que de la mano del Cone Perez toda la vuelta vamos a dar” vibraron los corazones en la noche del viernes. Que viva el fútbol! (esta crónica va dedicada al pulga que llora mucho).