El hecho del femicidio de la jovencita Úrsula Bahillo deeja al descubierto la desprotección de la víctima por parte del Estado. Ausencia total, falla en los controles, inacción de organismos y una larga lista de negligencia y encubrimientos.
Ella ya no está, pero aun están quienes debían protegerla y no lo hicieron, no actuaron y hoy se esconden. Una familia destrozada, mucho más que los edificios que la turba indignada dejó en la madrugada de este martes.
Pudo haberse evitado, pero no sucedió. Las responsabilidades de varios funcionarios y funcionarias quedaron a la luz. Deben dar explicaciones de por qué Úrsula quedó sin vida a manos de un ex novio, policía, que fue denunciado en reiteradas oportunidades. Que además pesaban sobre él otras denuncias y nadie lo detuvo, nadie le marcó que no debía seguir hostigando a Úrsula.
Las explicaciones deben surgir de estos negligentes e inoperantes burócratas. Se exige Justicia, pero Justicia Justa.